Hasta el cielo... ¡y más allá!

He soñado con ser piloto desde que era un niño. La 'culpa' de eso la tienen algunas de las películas y las series de los años 80 y los 90 que he visto en casa. Eso y que a mis padres les gustaba viajar y yo, siendo ese niño que aún llevo dentro, flipaba con los despegues y los aterrizajes. Mi momento favorito ha sido, es y siempre será el instante en que el avión alcanza la velocidad de despegue (denominada generalmente como V₁ y que, en realidad, es la velocidad a partir de la cuál no se aconseja abortar el despegue), el piloto ejecuta el procedimiento de rotación (el momento en que tira de los mandos (o el joystick) hacia atrás para alzar el morro de la aeronave y, por lo tanto, incrementar el ángulo de ataque e iniciar la ascensión) y, unos segundos después, notas como si la gravedad quisiera atraparte pero el empuje que generan los motores es tal que te sostienen en el aire y sientes como te elevas sobre el suelo.

En términos prácticos lo que sucede es que experimentas una aceleración de (aproximadamente) ±0,2/0,3G y esto significa que, en el momento de mayor empuje, estás superando la aceleración de la gravedad en nuestro planeta (lo que se define como 1G¹) en casi un 30% (hasta llegar a los 1,3G). ¿A que mola? ;)

Siento verdadera fascinación tanto por los aviones como por los helicópteros. Existen ciertas diferencias entre ellos en lo que se refiere a su diseño (los aviones son aeronaves de ala fija y los helicópteros son aeronaves de ala giratoria) o su propulsión (en los aviones como el Airbus A320 o el Boeing 737 se usan motores a reacción y en los helicópteros hay modelos con turboeje como el Airbus H135 pero también los hay de pistón como el Cabri G2) pero, en general, son dos tipos de máquina realmente increíbles.

Si dependiera de mí y tuviera un cheque en blanco² (o los suficientes fondos) me sacaría las licencias de vuelo para ambos tipos de aeronave pero tengo que ser consciente de que el tiempo no juega del todo en mi favor así que, a título personal y puesto que me planteo un cambio de profesión, voy a enfocar mis esfuerzos en ser piloto de aerolínea.

Es todo un reto y, con independencia de cómo llegue a la licencia ATPL (se puede cursar de manera integrada o modularmente pero en este último caso hay que obtener primero la PPL (la licencia privada) y después la CPL (la licencia comercial) antes de poder obtener la ATPL), os puedo decir que es³ como volver al instituto para la parte teórica: matemáticas, física y mucha, mucha, muchísima memorización de conceptos, procedimientos y términos.

En la parte práctica podré experimentar el vuelo tanto real como simulado y podré poner en práctica lo aprendido en la parte teórica en las diferentes fases del vuelo: carreteo (taxiing), despegue (take-off), ascenso (climb), crucero (cruise), descenso (descent), aproximación (approach) y aterrizaje (landing). Esto incluye la comunicación, las maniobras y la gestion de diferentes escenarios durante el vuelo.

Tras las licencias (y siguiendo el camino que yo deseo recorrer) viene el MCC (el módulo de cooperación en entorno multi-tripulado) o el APS MCC (como el MCC a secas pero orientado a los estándares de un piloto de aerolínea), el IR (que es la certificación de instrumentos), el ME (la certificación para aeronaves multi-motor) y alguna que otra habilitación (como la específica del avión que vayas a pilotar entre cuyos ejemplos está el Boeing 737, el Airbus A350 o el ATR 72).

Así pues, se presenta ante mí un reto considerable y que lo consiga dependerá de varios factores (algunos de los cuales no controlo) pero, con independencia del camino que he elegido y los resultados que obtenga, quiero compartir contigo este viaje lleno de conceptos, diagramas, leyes, muchos cálculos, procedimientos y otras cosas que conforman un viaje apasionante :)

Así pues, abróchate el cinturón y prepárate porque... ¡despegamos!